El humus es la pieza clave de los substratos orgánicos. El proceso de formación del humus en un substrato aún está siendo investigado actualmente por los científicos. La composición del humus tampoco se ha podido definir por el momento con exactitud. Aquí se describen las características principales del humus, para que el cultivador comprenda los grandes rasgos de la importancia que juega el humus en cultivos orgánicos.
Lo que se sabe es que el humus es el producto final de la descomposición de materia orgánica. En este proceso de descomposición intervienen los hongos, actinomicetos y diversas bacterias. Los hongos realizan una descomposición de la materia más resistente. Los actinomicetos prosiguen la descomposición efectuada por los hongos, liberando nutrientes. Las bacterias son organismos que se reproducen rapidamente y son responsables de fijar nitrógeno en el suelo y de proporcionar azufre disponible directamente para las raíces de las plantas. Además de estas funciones, los microorganismos participarían en otros procesos, aún en parte desconocidos, de la formación del humus.
En los esfuerzos que se han realizado por analizar la composición del humus se ha determinado que existen dos sustancias prinicpales: los ácidos húmicos y los ácidos fúlvicos. Se sabe que estos ácidos contienen básicamente Carbono, Hidrógeno, Oxígeno, Nitrógeno, Azufre y Fósforo. Una propiedad importante del humus es que tiene una elevada capacidad de retención de agua (15 veces su peso en agua).
El humus es el que da el característico color oscuro de las tierras fértiles. El humus aporta esponjosidad y porosidad a los suelos, asegurando una buena oxigenación del suelo, lo que favorece a los microorganismos y a las raíces. Se sabe que el humus favorece la propagación y la actividad de los microorganismos del suelo. El humus tiene la capacidad de proporcionar los nutrientes a las raíces en una forma mejor asimilable por la planta, incluyendo la formación de quelatos, además de proporcionar fósforo asimilable aún en altas concentraciones de hierro y calcio.
Para que los microorganismos puedan crear humus es necesario que el substrato contenga una buena fuente de materia vegetal. La materia vegetal es rica en diversas fuentes de Carbono, del que obtienen energía algunas bacterias.

También es importante que el substrato sea esponjoso para que esté bien
ventilado, ya que otra parte de las bacterias obtiene la energía del dióxido de carbono (CO2). Finalmente la temperatura y el PH del substrato influye notablemente en la propagación de los microorganismos, siendo ideal temperaturas templadas (entre 20 y 30ºC) y PH neutro.