El Compost

De todas las materias que se pueden añadir al suelo, incluyendo los productos químicos, la más valorada es la materia orgánica convenientemente descompuesta, o compost. No solamente añade nutrientes beneficiosos, sino que también proporciona humus fibroso que mejora la textura, o la estructura, del suelo. Sirve para airear suelos pesados, al mismo tiempo que a los suelos más ligeros los ayuda a retener la humedad. Éste retiene sólo la humedad que las plantas necesitan sin que tengan que estar rodeadas de agua estancada, una condición que pocas plantas toleran.
El compost se puede obtener sembrando cosechas deliberadamente para este objetivo, la consuelda sería un buen ejemplo, o con materias de desechos orgánicos del jardín. Es increíble la cantidad de desechos que salen de la cocina y que pueden ser útiles.
Una pila de compost sencilla puede estar formado por hierbas, restos del césped, y recortes de podas, y posiblemente por estiércol. Después, este montón se recalentará y proporcionará el calor y el entorno húmedo adecuado para que las bacterias hagan su trabajo, descomponiendo estos materiales para lograr una consistencia fácil de desmenuzar.
Un contenedor de compost puede ser muy útil. Un contenedor no sólo mantiene todo el material recogido, sino que también mantiene la temperatura y ayuda a que la lluvia no penetre totalmente en las diferentes capas. Una pila de compost se puede hacer de cualquier material a condición de que se abran unos agujeros para que penetre el aire y salga la lluvia. Una alfombra vieja o un plástico grane pueden servir.
La materia para descomponer se debe añadir al montón en capas: una capa del corte del césped, otra de restos de verduras, otra de malas hierbas, etc., con un grosor de 15 cm cada capa. Toda materia, tal como corte de césped, que se pueda entretejer y formar un paquete sólido, impidiendo la circulación del aire, debe mezclarse con otra materia que lo aligere. Las bacterias, que son una parte vital en el proceso de formar el compost, necesitan nitrógeno para empezar a funcionar. El estiércol de corral contiene el nitrógeno ideal, pero los activadores especiales del abono se pueden comprar si no se tienen a mano. Si no hay mucha tierra sobre las malas hierbas, es beneficioso recubrir con una fina capa de tierra cada cuatro o cinco capas. Se debe rociar de cal cada pocas capas para evitar que el montón se vuelva demasiado ácido. Un montón de material de compost también necesita agua, y por lo tanto se le debe verter por encima unos cubos de agua en las estaciones secas.
No se deben añadir al montón de compost los hierbajos que tengan semilla, ya que el abono no se calienta lo suficiente para destruirlas. Intentar no usar material que esté infectado de alguna enfermedad u otras cosas, troncos de coles por ejemplo, que sean demasiado gruesas o leñosos y que no puedan descomponerse. 

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